UN PALIMPSESTO
EL PALIMPSESTO, LA ETERNA METÁFORA
El
palimpsesto, el texto que conserva los restos de otras escrituras, es
la metáfora más recurrente y que mejor explica la realidad social,
artística, cultural y política de los humanos.
La
Historia, la cultura, la literatura, la música, el arte, están hechos
de permanencias, de conceptos recurrentes, de continuidades evidentes u
ocultas, de preocupaciones eternas que han quedado reflejadas tanto en
el teatro de Plauto, o en la crítica social de Petronio, como en el cine
de Ken Loach o Woody Allen.
Permanencias, evoluciones, deformaciones y solapamientos.
El
arte, la música, no son ajenos a este fenómeno. Podría decir hoy
Quevedo que la música contemporánea está hecha de tantos remiendos que
se confunde el todo con las partes.
LA PROPUESTA
Buscar
en la música del presente las permanencias del pasado, sacar a la luz
las raíces de la música actual y demostrar, mediante la superposición,
su compatibilidad sonora, obteniendo un resultado terminado y
coherente.
Pero la música ha estado vinculada a la lengua, al idioma, se ha adaptado a diferentes ritmos y acentos, a distintas prosodias.
Se
plantea la fusión de literatura, teatro, danza y música, la fusión de
un amplio abanico de estilos literarios y musicales con ecos de las
múltiples corrientes que se han producido a lo largo de la Historia y
hacerlo de forma esquizofrénica, sin soluciones de continuidad, sin un
planteamiento diacrónico u ordenado.
Se
persigue la conexión entre el lenguaje contemporáneo y el pretérito
estableciendo otro tipo de relación ente los textos medievales,
románticos, contemporáneos... desde los escritos en lengua romance hasta
los pintados por los grafiteros.
Y
la idea es hacer una música caleidoscópica, una especie de palimpsesto
de permanencias que lo conecte todo. Y conexiones hay muchas. Por
ejemplo, hay piezas en gregoriano escritas a base de cinco sonidos (la
escala pentatónica, usada también en el hard-rock, el heavy-metal y el
blues y base de la música oriental).
Eso
quiere decir que, bajo el patrón armónico del blues (doce compases en
los que se alternan tres acordes) podrían fusionarse una o varias
líneas melódicas gregorianas dispuestas aleatoriamente, y a todo esto se
le puede añadir una improvisación a cargo de diversos instrumentos
solistas.
EL OBJETIVO MUSICAL Y ARTÍSTICO DEL PROYECTO
Ahondar
y hacer más evidentes las permanencias del pasado en el presente,
sacarlas a la luz, mezclarlas, yuxtaponer patrones musicales actuales y
antiguos, occidentales y orientales, improvisados y reglados,
repentizados y planificados, escritos e inventados sobre la marcha.
Crear
vínculos entre distintos textos a través de los vínculos que estos
guardan con las diferentes corrientes musicales, entretejidos entre sí
en torno al hilo conductor de lo Universal.
Engarzar
la creación literaria contemporánea con los textos bajomedievales (la
monja Etheria, el codex calixtinus), las cantigas, las sefaradas, el
antifonario mozárabe, los textos cátaros que llegaron a León y Castilla,
con el cancionero del Enzina, o el de palacio... recuperar lo barroco,
lo clásico, lo romántico.
Conectar la danza contemporánea con lo que puede intuirse de la antigua a través de paralelismos, grabados y textos.
Conseguir que bailarines profesionales adapten sus coreografías a danzas medievales llevadas a cabo por bailarines amateur.
Conseguir
que una coral aficionada, cantando gregoriano libremente, Ad Libitum,
pueda fusionarse con músicos, cantantes y coreutas profesionales
improvisando bajo un patrón orquestal sinfónico.
Todo simultáneamente.
TODA LA MÚSICA ES MÚSICA CONTEMPORÁNEA
Toda
la Historia es Historia Contemporánea. Se investigue el periodo
histórico que se investigue, desde el Paleolítico a la Edad de los
Metales, desde la Historia Antigua a la Edad Moderna, siempre se ha
hecho desde la mentalidad propia de cada periodo histórico, bien desde
puntos de vista historicistas, marxistas o postmodernos, bien desde el
positivismo del siglo XIX, bien desde la historiografía cristiana.
Lo
mismo ocurre en el plano de la interpretación musical. Por muchas
indicaciones que tenga una partitura, siempre se perderá o añadirá algo a
la hora de su interpretación, de su traducción. Las interpretaciones
resultan más abiertas cuanto más retrocedemos en el tiempo. Si
retrocedemos al Barroco, las partituras estaban abiertas a la
improvisación; en el Renacimiento no está fijada ni la tonalidad, ni la
orquestación, ni el número de repeticiones, ni la traducción de
numerosos adornos; en el gregoriano, en los neumas medievales, no
sabemos con exactitud qué notas y ritmos debemos traducir porque
dependen del texto y de una tradición oral perdida; el antifonario
mozárabe de León, el epitafio de Seikilos, el himno de Ugarit, con
suerte tienen una traducción moderna que difícilmente se corresponde con
la realidad.
LA MÚSICA PERDIDA
Nos
queremos acercar a la música perdida a través de la erudición y a
través de lo espontáneo, del virtuosismo académico y del autodidactismo,
de la incorporación a la interpretación profesional de la obra de
músicos y bailarines formados fuera de las enseñanzas regladas.
Queremos acercarnos a la música que jamás se escribió, o a la música que sí se escribió pero que hoy ya no se puede descifrar.
Nos
interesan los neumas del antifonario mozárabe, cuya música, hoy
desconocida, en su día entró en conflicto con el canto gregoriano.
Se pretende confrontar la escritura neumática con la mensural y con la notación moderna.
Pero,
lo interesante de su confrontación, es el lugar común, que trasciende
las fronteras del tiempo. Queremos acercarnos al sonido de la música
mozárabe a través de sus vínculos con las tradiciones hispanorromanas, a
su vez conectadas con el mundo griego, y a través de las huellas del
mundo visigodo, el más romanizado de todos los pueblos germánicos.
Queremos saber cómo sonaban las trompas de barro modeladas por los celtíberos de Numancia.
Queremos
conectar el latín con las lenguas romances y éstas con la algarabía que
nos trajeron nuestros vecinos musulmanes. Una vez más, conexión y
confrontación.
LA MORALEJA
Lo
grande, lo excelso, lo universal, nace de la superposición de talentos,
de capacidades, de tradiciones y de conocimiento. Las grandes obras,
las grandes creaciones colectivas construidas en el correr de los
siglos, se amusgan y envanecen como un fruto podrido al caer en la
autosuficiencia y el localismo.
LA CATEDRAL
Es
el símbolo de lo universal, de lo excelso. Es sinónimo de lo sublime y
de lo extremo, de lo inalcanzable, de lo sobrehumano nacido de la suma
de lo humano, de la integración, de la yuxtaposición de corrientes, de
la perseverancia y de la conciliación: es suma de talentos y de estilos,
de esfuerzos, de criterios…
Crearemos una catedral musical, visual, motriz, gestual y literaria.